martes, 20 de noviembre de 2012

Urtain: el tigre de Cestona


El ya fallecido boxeador vasco regaló momentos de oro al noble arte español, pero la mala gestión de su promotor unida a la oscuridad de los despachos llevó al pugilista al olvido y a la posterior quiebra económica

Los inicios de José Manuel Urtain en el mundo del deporte no tuvieron nada que ver con el boxeo. De hecho, empezó practicando los deportes tradicionales del su tierra el País Vasco. Estas prácticas tenían que ver con sus formidables atributos físicos, ya que Urtain estaba capacitado con una tremenda capacidad física y una fuerza descomunal. Su afición por estos deportes vascos venía de familia. Su padre fue uno de los mejores levantadores de piedras que se recuerdan en Guipúzcoa, aunque Urtain no tardó en superar las marcas de su antecesor con tan sólo 20 años. Aún sostiene records en levantamiento de piedras, ya que el Tigre de Cestona, como se le conocía, llegó a alzar bloques de 250 kilogramos, además de ser el único en el País Vasco que ha levantado 192 veces consecutivas una piedra de 100 kilogramos.
Después de dejar con la boca abierta a su público en dichas competiciones, el promotor de boxeo José Lizarazu se fijó en él, y le ofreció subirse a un cuadrilátero. Urtain debutó en 1968, encadenando una serie de 28 victorias consecutivas por la vía del nocáut. La espectacular racha del peleador vasco suscitó numerosos comentarios en el mundo del pugilismo nacional. Unos veían a una estrella en ciernes y otros opinaban que le habían arrimado unos oponentes de diferente nivel, es decir, de una calidad deficiente. Así llegó a ser el campeón de España, y sumando victorias consiguió alzarse como campeón continental en 1970 en Madrid, cuando Urtain ‘durmió’ a Peter Weiland en el séptimo asalto.

Urtain luchando por el campeonato de Europa frente al alemán Jurgen Blin.


Cuando Urtain se coronó en la cima de Europa, muchas voces dentro del ámbito pugilístico acusaron de un posible amaño en el torneo en pos del peleador favorito del público, es decir, Urtain. La realidad fue que en la defensa del título se encontró con Sir Henry Cooper, múltiples veces ocasiones campeón continental y mundial, y destrozó literalmente al Tigre de Cestona. A partir de la derrota, ya no consiguió el apoyo necesario para seguir en boca de los medios, y acabó cayendo en una espiral marcada por la bancarrota, los problemas personales y las acusaciones a su promotor de robarle gran parte de su patrimonio logrado durante su carrera de boxeador.
Tras años de problemas y decadencia, en 1992, el Tigre de Cestona decidió acabar con su vida, lanzándose al vacío desde lo alto del edificio en el que residía en Madrid.

En la imagen puede observarse al peleador vasco antes de dedicarse al boxeo, en una de las múltiples exhibiciones de fuerza bruta que realizó.




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